martes, 27 de noviembre de 2012

Funcionamiento de una playa


Las playas son acumulaciones de sedimento, arena, gravilla, grava y bolos, a lo largo de la línea de orilla del mar, proveniente, principalmente, de los cauces fluviales que los aportan de forma más o menos regular, como ríos, o esporádicamente, como ramblas, barrancos y rieras, aunque  ocasionalmente pueden tener otros orígenes.

La acción continuada del oleaje, incidiendo oblicuamente sobre la costa y playa, provoca el  movimiento de los sedimentos a lo largo de la costa y playa; dependiendo la velocidad de movimiento del sedimento de la intensidad del oleaje que lo provoca y del periodo de persistencia, conociéndose este fenómeno como transporte litoral longitudinal.

Ese transporte litoral longitudinal de sedimentos en una playa obliga a que la cantidad de material entrante en el tramo de playa sea igual a la que sale de ella para que sea estable. Si no es igual, puede suceder que la diferencia sea porque el material se ha acumulado en la playa o se haya erosionado de ella. En el primer supuesto la  playa se encuentra en aumento y en el segundo en retroceso.

Pero el oleaje también mueve los sedimentos en sentido transversal a la orilla; pudiendo emigrar desde el límite superior de la playa seca hasta el límite inferior de la playa sumergida, conociéndose a este límite con el nombre de profundidad de cierre; afectando este movimiento transversal a zonas
más profundas y elevadas del perfil cuanto mayor sea la intensidad del oleaje incidente. Al movimiento de sedimentos a lo largo del perfil de  playa se le conoce con el nombre de transporte litoral transversal.

Tanto el movimiento transversal de sedimentos como, y sobre todo, la acción del viento sobre la superficie de la playa seca, provoca un trasporte eólico de las partículas más finas, arena; formando conjuntos de dunas litorales a lo largo de la costa que se integran la playa, a modo de reserva natural y protección para periodos de especial virulencia del oleaje.

 

En condiciones de baja energía del oleaje, o de bonanza, el perfil de playa es más abrupto, con pendientes más fuertes, y la gran parte del sedimento se acumula en la llamada playa seca, o zona emergida, alcanzando la playa su mayor anchura; se tiende a pensar muy frecuentemente que ésta es la anchura normal de la playa y no, como es en realidad, la máxima en un periodo de bonanza, pero no su única anchura natural.

















En periodos donde se producen temporales, u oleajes con cierta intensidad, el
perfil de playa se hace más tendido, y los sedimentos, por la acción del transporte litoral transversal, emigran a zonas más profundas del perfil, pudiendo formar barras que provocan que la rotura del oleaje sea más lejana a la costa, protegiendo a ésta de inundaciones. En esta situación la línea de orilla retrocede y la anchura de playa seca es menor, y no por ello se ha perdido sedimento, sino que está en otra zona de la playa.

















Estos dos estados extremos de la playa, bonanza y temporal, coexisten, dándose cada uno cíclicamente: tras un estado de bonanza, la aparición de temporales hacen variar la playa para conformarse de tal forma que se transforme en un elemento disipativo de la energía más eficaz,reduciéndose la superficie seca de playa y aumentando la mojada disminuyendo calados; finalizado el periodo de temporales, el mar va devolviendo lentamente la arena depositada en los fondos de la playa sumergida a la playa seca para conformar una playa típica de periodo de bonanza.

Suele ocurrir que la velocidad de cada uno de las transformaciones es diferente; siendo más rápido la formación de playa de temporal que la formación de playa de bonanza, lo que no debe confundirse con pérdida de  playa.

Este modo de funcionamiento tan flexible de la playa, que ajusta su perfil de equilibrio a la energía de oleaje que incide sobre ella es muy eficaz como defensa de costas, pero exige, para que sea efectiva, que apenas haya interferencias al libre movimiento de material para que así el sedimento pueda acomodarse al perfil requerido en cada momento.

Además los extremos superiores de la playa seca, dunas cordones o las llamadas “motas”, no solamente sirven como acopio de material de reserva de la playa, sino que protegen de inundación las zonas litorales bajas que puedan existir  tras ellas. En muchos tramos de la costa española los cordones litorales son los que protegen y regulan el funcionamiento de las zonas húmedas costeras, principalmente las marismas y las lagunas litorales, que suelen tener un alto valor ecológico.

Cuando esta franja litoral que conforma la playa se ve alterada o invadida, no permitiendo el libre movimiento de sedimentos, en periodos de temporales fuentes, ante los embates de los agentes climáticos marinos, especialmente el oleaje, la playa tiende a conformarse como si en realidad pudiera evolucionar de manera natural, encontrarse en este cambio natural del perfil con el obstáculo
que lo constriñe, no permitiéndoselo. Las consecuencias son un alto riesgo para ese obstáculo y lo que contiene, y una alteración importante en la dinámica natural de oscilación del perfil transversal de las playas.

Todo este modo de actuar la playa indica que siempre debe considerársela como un medio dinámico,continuamente cambiante y en evolución.

Fuente: Ministerio Agriultura, Alimentación y Medio Ambiente.
http://www.magrama.gob.es/es/costas/publicaciones/directrices_sobre_playas_tcm7-153279.pdf

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