Cuando era pequeño y llegaba el fin del verano,
siempre aparecían los "parotets" (libélulas) para anunciar el cambio de estación.
Ahora ya no los veo, tal vez no me fije o no me meta en los rincones que antes lo hacía,
o simplemente ya no están.
En cualquier caso, el tiempo ha cambiado, se vuelve más seco y es habitual el olor a tierra húmeda de las mañanas fruto de lo vientos terrales y de tramuntana de esta época.
Desde el golfo de León empiezan a llegar oleajes con cierta frecuencia.
El sábado por la mañana ya quedaba poco del segundo oleaje del mes pero con un remo de padel y un tablón de "winfirsung" se saca provecho de las olas tobilleras que quedaban y lo más importante, empiezas el día con una sonrisa.
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